lunes, 7 de octubre de 2019

Problemas del primer mundo


Problemas del primer mundo.




Muchas veces pensamos que no tener la ropa combinada o si algún ingrediente faltó en nuestra receta puede ser una situación de vida o muerte, pero en la mayor parte de los casos, no lo es. No hay que desmerecer la importancia de los problemas, y para esto es importante definir a “los problemas” como algo que queremos resolver, porque en el caso de que no queramos resolverlo, deja de ser un “problema”.

Una persona nacida en el tercer mundo puede observar conversaciones entre personas del primero, y no entender si el punto de la conversación es el correcto o si no está entendiendo la charla por falta de información. En verdad, quienes nacimos y nos criamos en los países que nos encontramos “en vías de desarrollo”, solemos lidiar con dificultades tales como encontrar la manera de que una familia coma, o no coma. En muchos casos los problemas del primer mundo relacionados a la comida, pueden llegar al paralelismo del tópico, discutiendo si una familia come por ejemplo más o menos sano.

En el primer mundo se discutiría, no solamente si los zapatos para realizar determinada actividad son cómodos, también podría ponerse en tela de juicio si dichos zapatos están a la moda. Realmente se pueden llegar a generar batallas mortales entre hermanes y amiges por dichas predisposiciones a las cosas.

Recuerdo que durante una fuerte crisis económica en Argentina en el 2001, no pude realizar el viaje de fin de curso por que no estábamos económicamente bien para que me fuera de vacaciones con el colegio, y a las dos horas de que mi madre me comunicara la decisión, fatal para mí en ese momento, una vecino le pidió 10 dólares prestados, con lágrimas de vergüenza en la cara, porque no tenían que comer esa noche con su familia.

Los habitantes del segundo mundo, quienes aunque nos hayamos criado en países periféricos, pero pertenecemos a una clase media, tal vez quedamos en la discusión de si el zapato es adecuado, cómodo y eficaz para realizar dicha actividad. No morimos de hambre, ni dejamos de festejar los cumpleaños, pero el problema de base no siempre se encuentra en los detalles, ni en las ultimas modas, sino es si una acción es realizable o no.

 También personas que nacen en situación de pobreza en el primer mundo pueden tener un análisis similar. Es impresionante ver personas en la pobreza como eslabones de las sociedades más ricas del mundo.

 Las dificultades tercermundistas en muchos casos hacen que las personas, inmersas en la necesidad de resolver algo con pocos elementos, se les otorga la oportunidad de generar una capacidad de resolución de problemas de mayor complejidad con menos cosas. Al emigrar, muchas veces somos más valorados en determinados trabajos a la hora de tomar decisiones, pero en el caso de que no supiéramos sacar algo positivo de las adversidades, o en el caso opuesto, esa persona puede frustrarse y terminar desconfiando de la sociedad en su totalidad y optar por comportamientos individualistas y corruptos.

Básicamente la denominaciones de “first world problems”, o problemas del primer mundo, tienen que ver a cuando el gran dilema se encuentra en el condimento, y no en la necesidad básica. Esos son problemas a otra escala. En Barcelona te pueden robar el móvil en un descuido, y será terrible a nivel laboral, interpersonal, el shock y el dinero que valga comprar otro. Esa impotencia queda fuera de este planeta, cuando en la periferia de una ciudad como Buenos Aires o San Pablo, te pegan un tiro para robarte el móvil. 


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